Conoce a las Pescadoras de Perlas
Los primeros datos que tenemos sobre las pescadoras de perlas del Japón se remontan a más de 2000 años a.c. La tradición establece que mientras los hombres pescan mar adentro con sus embarcaciones, las mujeres se dedican a la recolección de perlas a pulmón.
Una ama (海人), llamada uminchu en okinawense o kaito en la península de Izu, es una buceadora japonesa que se dedica a la pesca subacuática y la recolección de perlas.
La profesión de ama es una tradición femenina que tiene más de dos mil años. Hay pocos hombres que lo hacen hoy en día. Este tipo de trabajo ha estado tradicionalmente reservado a las mujeres. Los japoneses creen que la mayoría de los ama son mujeres por la forma de su cuerpo: la grasa en el cuerpo de las mujeres se distribuye de forma distinta a la de los hombres, lo que les ayuda a mantenerse calientes en el agua por más tiempo. Existen otras teorías que dicen que solía ser algo matriarcal, las ama ganaban tanto dinero que podían vivir solas. También, la mayoría de los hombres eran pescadores y pasaban gran parte del año lejos de casa. Así que tenían que arreglárselas solas.
También hablan muy fuerte; ya no escuchan muy bien por tanto bucear, además, mientras están en el agua tienen que gritar para comunicarse. No pueden vivir sin el mar y se han adueñado del mundo submarino. El isobue* o "silbido marino", de las ama. Es producto de la hiperventilación. El sonido es famoso en Japón, y representa el dolor de la profesión.
En el pasado ganaban mucho dinero. Podían alimentar a una familia sin problemas con el abulón que sacaban. Hoy en día, hay abulón más barato que se importa desde Australia, y hay menos abulón por la contaminación del mar. Pero el departamento de pesca en Ise-Shima implementó varias reglas para evitar la sobrepesca de abulón, y para mantener con vida esta vieja tradición. (Límites de tiempo, nado sin equipo, etcétera). También están intentando mantener los precios altos.
Ama es una profesión que se está extinguiendo; la mayoría de estas mujeres tienen unos 60 años, algunas más de 80. La mayoría empieza muy joven, cuando son adolescentes. Se sumergen hasta 30 metros sin equipo. Bucean dos veces al día durante hora y media. Se sumergen durante unos dos minutos, y lo hacen hasta 60 veces en una sola sesión. Tantas repeticiones hace que sea algo muy pesado.
La tradición está desapareciendo porque las mujeres jóvenes ya no quieren hacer esto. El trabajo ya no es tan atractivo porque ya no ganan como hace 40 años. También, la profesión de ama no va con la idea de una mujer moderna en Japón.
Kimura es una de las escasas 2.000 duras mujeres que mantienen la tradición de buceo de las amas en Japón, trabajando en el océano sin bombonas de oxígeno y con muy pocas mejoras técnicas respecto a la época en la que sus antepasadas salían a buscar la misma pesca que ellas, cubiertas solo de ropa blanca de algodón y armadas con una herramienta con garfio llamada kaginomi.
“Empecé a bucear después de jubilarme, hace veinte años, y ahora tengo ochenta”, dice Kimura mientras se calienta en una cabaña hecha con madera de deriva, por encima de la línea de la marea. Las mujeres se reúnen aquí, alrededor de una hoguera, tras horas en el océano.
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